Como un barco en aguas turbulentas, es fácil alejarse de Dios si uno no está anclado en la verdad de la Palabra. De modo que vuelva a Él abriendo las Escrituras y escuchando su voz.

Los que hemos acudido a él en busca de refugio podemos estar bien confiados aferrándonos a la esperanza que está delante de nosotros. Esta esperanza es un ancla firme y confiable para el alma.

Hebreos 6.18–19, NTV

Algunos días tal vez usted sienta como si Dios estuviera distante y encuentre difícil percibir su presencia. Esto puede ser cierto especialmente si sus circunstancias cambian a un ritmo rápido.

Sin embargo, Hebreos 13.8 promete: «Jesucristo es el mismo ayer, y hoy, y por los siglos». Su Salvador no se ha ido a ninguna parte; su amor por usted es poderoso, inconmovible y eterno (Jeremías 31.3); es un ancla para su alma, suceda lo que suceda.

Aun así, cuando sienta que su relación con Dios se está enfriando, es sabio examinar su corazón. ¿Se ha distraído y no lo ha buscado? ¿Se preocupa más por los detalles de su vida que por su relación personal con Él? ¿Ha dejado de cumplir algún principio bíblico?

Como un barco en aguas turbulentas, es fácil alejarse de Dios si uno no está anclado en la verdad de la Palabra. De modo que vuelva a Él abriendo las Escrituras y escuchando su voz. Entonces, pase lo que pase, con certeza estará fuerte, firme e inmovible.

ORACION

Padre, no permitas que me aleje. Atráeme y revélame por medio de tu Palabra la cercanía de tu presencia. Amén.